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BENIGNO RAMÍREZ CORONEL

(13 de marzo de 1969 – 9 de enero de 2023)

POR: Lic. Miguel Alonso Rivera Bojórquez

“Me siento más preso ahora que soy libre, que cuando estaba en prisión”, me dijo un amigo después de unos días de su liberación. Un servidor laboraba en el sistema penitenciario y había acompañado a esa persona en su tránsito de la cárcel hacia su libertad.  Tras las rejas dejó muchos compañeros entrañables y una vida. En su fría celda y bajo el cielo cautivo era alguien, afuera no era nada. Era un pajarito al que le habían cortado las alas.

En la calle lo esperaba una sociedad estigmatizadora que lo rechazaba. Sin poder sacar su acta de no antecedentes penales no podía acceder a un empleo y la reinserción social era nula. Todo había cambiado y en su familia era un extraño. Me consta que el deseo de cambiar la historia de su vida era genuino pero el camino era escarpado, zigzagueante, tortuoso y cuesta arriba.

No sé si algo parecido le sucedió a Benigno Ramírez Coronel. Pasó casi la mitad de su vida tras las rejas, pero tuvo una transformación positiva radical que no fue por arte de magia. Fue a base de mucho esfuerzo que le mereció convertirse en un ejemplo a seguir.

Al enterarme de su trágico final quiero expresar con profundo pesar mis más sinceras condolencias a sus familiares y amigos. No sé por qué le sucedió eso. No sé si realmente no quería seguir en este mundo. No sé si perdió quizás el sentido de su vida. Leí todas las crónicas que narran su incomprensible desgracia y de esa información les comparto una edición sobre los que serían sus últimos momentos de su paso por la Tierra.

A Benigno lo conocí en el penal de Aguaruto, donde también traté al autor de la frase inicial. Al principio era la antítesis de su nombre: no era Benigno sino maligno, huraño y violento. Se volvió un hombre respetado, disciplinado y amable, de buenos modales, ejemplo de bondad y cortesía con un liderazgo a toda prueba.

Benigno tenía 1.83 de estatura y fue un interno que, luego de rehabilitarse de sus adicciones, se convirtió en el líder y en el alma del programa Tú Puedes Vivir sin Drogas fundado por el capitán de infantería José Román Pedregal Soto, director de Prevención y Readaptación Social durante la administración del gobernador Juan S. Millán (1999-2004).

En esa época fui secretario particular del capitán Pedregal y titular del área de comunicación del sistema penitenciario, integrado por 15 cárceles municipales y tres centros de readaptación social.

Benigno tenía una extraordinaria condición física y dotes de autoridad sobre sus compañeros: fue un ejemplo de superación personal pues tras las rejas estudió la preparatoria y logró graduarse como abogado.

Su Cédula Profesional como Licenciado en Derecho, registrada en 2014, fue la Número 8654302 por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Preso desde 1991 por homicidio, salió libre en 2016.

No sé cuál fue el calvario de Benigno, pero comprendo que ocupaba ayuda y un sufrimiento superior a sus fuerzas lo empujo trágicamente al centenar de balas que acabaron con su existencia.

Hoy me dio mucha tristeza enterarme que Benigno Ramírez Coronel fue acribillado a balazos por la policía municipal la noche del lunes 9 de enero de 2023 en Ensenada, Baja California.

Las crónicas narran que Benigno se hospedó el domingo 8 de enero en la habitación doce del Hotel Eiffel, ubicado en la céntrica zona turística de Ensenada y se registró con su nombre.

De ahí le habló el lunes a su hija para informarle que estaba armado y rodeado de “personas malas” que lo querían matar.

Benigno les dijo que era buscado por unas personas tras lo sucedido en Culiacán (el jueves negro del 5 de enero).

Tenía en sus manos un rifle AR-15 y una pistola Glock .9 milímetros.

Alrededor de las 7 y media de la noche la hija de Benigno hizo su reporte al Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C4) de Ensenada, buscando ayuda para su papá.

De inmediato se dio una gran movilización policiaca cerrando las calles del hotel donde estaba hospedado.

Veinte unidades de policías municipales, elementos de la Marina y el Ejército acordonaron el área y desalojaron a clientes y empleados, ingresando al hotel para intentar dialogar con él.

La hija proporcionó el número del celular de Benigno a la policía. Cuando le hablaron del servicio de emergencias Benigno respondió:

-Estoy escondido porque hay personas que me quieren hacer daño y están fuera de la habitación.

El reporte precisa que Benigno confesó que estaba armado, describió el tipo de armas que tenía e informó que estaba consumiendo cocaína.

Luego de tener un primer diálogo con el Grupo de Operaciones Especiales (GOE), Benigno abrió la puerta de la habitación y lanzó un cargador .223, pidiendo hablar con elementos de la Marina o el Ejército para no matarse. Luego se volvió a encerrar en la habitación. Este reporte indica que amenazaba con suicidarse si no se cumplía con lo que estaba pidiendo.

Las crónicas apuntan que por tal razón elementos del ejército se aproximaron en dos vehículos oficiales con un teniente al frente para intentar dialogar con Benigno y lo mismo hizo la Guardia Nacional y la Policía Municipal, quienes entraron por la cochera del hotel y subieron por las escaleras al segundo nivel, en donde está la habitación doce.

Los familiares de Benigno también llegaron al Hotel Eiffel para intentar convencerlo de dejar las armas y salir.

En este proceso, los familiares informaron a los agentes que Benigno padecía cáncer.

Las crónicas son confusas, pues una narración asegura que realizó detonaciones y minutos después entregó dos armas, pero volvió a disparar con otras pistolas.

La mayoría de las notas coinciden en que pasaron tres horas de negociaciones y alrededor de las diez y media de la noche al ver que el hombre armado seguía pertrechado y no respondía, unos agentes del GOE ingresaron a la habitación.

Benigno abrió fuego contra ellos desatándose una lluvia de balas. Los agentes respondieron la agresión y lo masacraron.

Las crónicas detallan que elementos estatales y municipales lo intentaron reanimar, pero fue inútil. Al llegar, los paramédicos de Cruz Roja lo declararon muerto.

En el lugar donde perdió la vida se localizaron más de ochenta cartuchos percutidos de diversos calibres, entre ellos .223, precisamente los utilizados en las ametralladoras AR-15.

Su vida terminó a las once de la noche con nueve minutos. Tenía 53 años de edad. Su cuerpo quedó tendido en el interior de la habitación número doce. No hubo agentes lesionados.

La media filiación registrada fue la de un individuo de tez blanca, cara alargada, cabello corto, entrecano, frente mediana, ojos medianos, boca grande, barba y bigote recortados.

Según la información periodística Benigno tenía residencia en Tijuana y una orden de aprehensión activa por delito de orden federal y además turnado en 2019 y 2020 por dos delitos del fuero común, por lo que fue calificado como prófugo.

En 2016 había pagado su deuda anterior con la sociedad con tres décadas en el centro penitenciario de Aguaruto donde fue un interno modelo que dedicó veinte años de su vida a ayudar a otros a superar sus adicciones a las drogas.

Perteneció a la primera generación de este programa donde cumplió con el ritual de incinerar su ropa quemando el pasado para iniciar una nueva vida a base de una férrea disciplina.

Con la guía del capitán Pedregal, Benigno Ramírez Coronel fue el interno pionero que se convirtió en el encargado de brindar adiestramiento de tipo militar a los internos que en forma voluntaria se inscribían en este programa denominado Tú Puedes Vivir sin Drogas.

Su dramático y desdichado final me sorprende y me llena de tristeza porque el Benigno con el que conversé varias veces era un joven que amaba la vida. Su lucha contra la adversidad fue ejemplar y se ganó a pulso tener una segunda oportunidad para escribir una nueva historia. Lamentablemente esa vida por la que luchó tanto y que seguramente se merecía ya no será posible.

Un absurdo y triste final.

Descanse en paz.

 

 

 

 

 

 

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